El País
Elisa Silió
12 de abril de 2014

Profesores universitarios españoles que han buscado trabajo en Chile. / Rafael López

Tras la Guerra Civil cientos de intelectuales españoles se instalaron
en las universidades mexicanas huyendo de la persecución política. Y en
2014, otros cientos están haciendo las maletas para ocupar puestos
docentes sobre todo en las facultades de Ecuador y Chile. Las ofertas
laborales probablemente se abrirán pronto a otros países de la zona en
pleno desarrollo económico y con una gran población sin formación. Entre
1970 y 2000 los jóvenes se duplicaron (de 72 a 144 millones) pero ese
crecimiento se va a estabilizar. Aunque el porcentaje de ciudadanos con
estudios terciarios no para de subir. En Perú se han multiplicado por
2,3 en grado y por cinco en posgrado en 14 años.

“Cada vez más países están dedicando las regalías —sobre todo de los
recursos energéticos— a Educación y a Ciencia. Brasil, Colombia,
Paraguay, Ecuador…”, cuenta Juan Carlos Toscano, de la Organización de
Estados Iberoamericanos para la Educación (OIE). “Mientras, Argentina,
con su programa Raíces, intenta recuperar investigadores”. Toscano
considera que España ha dejado de ser el ejemplo de evolución del
sistema universitario. “Eran miméticas en los años noventa, cuando se
descentralizaron en España las universidades. Los modelos económicos son
distintos y ahora lo adaptan a sus países”.

A la hora de reclutar profesorado se mira hacia España por el dominio
de la lengua. “Es positivo que nuestros doctores e investigadores estén
tan reconocidos internacionalmente, demuestra que aquí se recibe una
gran formación”, opina Manuel José López, presidente de la Conferencia
de Rectores. “Pero, por otro lado, asistimos a la fuga del talento de
nuestras universidades. La tasa de reposición (solo se suple una de cada
10 jubilaciones) está ahogando a los jóvenes”. Desde 2008 se ha
incrementado en un 35% las tesis leídas en España, un número de doctores
inasumible para los claustros universitarios.

Los salarios latinoamericanos, a partir de 1.600 euros, resultan
imbatibles frente a los españoles. Máximo Juan Pérez, del departamento
de Empleabilidad de la Autónoma de Madrid, recuerda que en los primeros
años de la crisis los doctores se marchaban a Alemania o Reunido Unido
—en especial los de Ciencias— pero ahora las salidas laborales
proliferan al otro lado del Atlántico.

En China las universidades solo cubren el 30% de clases de español
porque apenas hay 600 profesores. Es, por tanto, otro buen nicho de
empleo, pero las diferencias culturales hacen el destino menos atractivo
que Sudamérica. En Brasil el idioma supone una barrera para los
docentes pero, según el Anuario del Instituto Cervantes, se necesitan
20.000 profesores de español para todas las etapas educativas.