El vicepresidente de Colombia, Francisco Santos Calderón, ha ofrecido en Casa Amèrica Catalunya la conferencia “Responsabilidad compartida. Un centro de biodiversidad amenazado por la cocaína” en la que ha reclamado “atacar” el problema del consumo de esta substancia en Estados Unidos y Europa Occidental. “El origen del problema está en la demanda”, ha asegurado el alto cargo colombiano, quien ha detallado el voraz impacto que provoca la producción de coca en el medioambiente de Colombia. “La catástrofe ambiental es permanente”, ha subrayado en una concurrida intervención que ha sido presentada por la Cónsul General de Colombia en Barcelona, Juana Inés Díaz Tafur y en la que también han participado el Embajador de Colombia en España, Carlos Rodado.

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Francisco Santos: «Uribe y yo estamos en el mismo equipo»

Vicepresidente de Colombia. Su familia está llena de periodistas y políticos. Incluso uno fue presidente. No parece que, de momento, vaya a emularlo. Álvaro Uribe sigue ahí. Luego, ya se verá.

EVA PERUGA El periódico

–Fue delantero centro. En política, ¿cuántos goles ha metido?
Muchos.

–¿A quiénes?
–A los corruptos, a los asesinos, a los ineficientes, a los poderes establecidos y a los que se oponen al desarrollo y al progreso.

–¿Y al presidente Uribe?
–Ninguno. Estamos en el mismo equipo.

–Si ejerciera de periodista, como su idolatrado Tintín, ¿habría criticado el nuevo intento de reelección de Uribe?
–No. Tintín tuvo 17 reelecciones en sus libros.

–¿No le parece que la alternancia en el poder es un buen invento para evitar la corrupción?
–Sí, como también lo es la separación de poderes, que en Colombia no es buena. A veces, los países con crisis necesitan salir de ellas a través de la continuación en el liderazgo. Colombia está en ese momento.

–Fue futbolista, luego periodista y ahora es vicepresidente. ¿Hay algo en común?
–La pasión.

–Pero, como vicepresidente, ¿se tendrá que morder más la lengua?
¡Uch! Demasiado. No he dejado de decir las cosas que pienso, pero a veces me toca morderme la lengua. No sabe lo difícil que es.

–En cambio, debe de resultar fácil gobernar con el apoyo del gran grupo de comunicación de su familia.
Cuando me eligieron candidato a la vicepresidencia, este grupo (El Tiempo) dijo que yo era un imbécil, un tarado mental y un incapaz. Creo que ahora están arrepentidos.

–¿Rencillas familiares?
–Fue falta de cabeza fría. No hay rencillas, hay diferencias.

–Al narcotráfico y a la guerrilla se ha sumado ahora la corrupción. ¿Es lo más grave en estos momentos?
Narcotráfico y corrupción van muy de la mano. El narcotráfico corrompe todo lo que toca, necesita corrupción para sobrevivir. Este duopolio es la peor amenaza para Colombia.

–Hablo de los últimos casos ocurridos en la Administración.
Esa es una corrupción en el sentido menor. Hay casos. Pero la otra, que se convierte en sistémica, es más difícil de combatir. Ese es el cáncer.

–¿Su dosier sobre la erradicación del cultivo de la coca va mejor?
–Es una frustración grande. Uno piensa que, con todos estos esfuerzos, habría más resultados. Pero entiendo que, en parte, la coca fomenta una criminalidad ilegal que tiene un asidero importante en regiones del país. Pelean por no dejarse quitar ese negocio. No es solo un problema de coca, sino de cultura.

–Porque lo de las bases de EEUU es para luchar contra la coca, ¿no?
Para luchar contra el narcotráfico y la guerrilla. Sobre todo para inteligencia y capacidad de movilidad.

–Usted dijo que era hora de que Bogotá «evolucionara» en sus relaciones con Washington. ¿Las polémicas bases de EEUU son evolución?
El Plan Colombia, que era de cooperación, pasó a convertirse en un escenario de presión política y de injerencia, indebida. El tema de las bases es un acuerdo directo Gobierno-Gobierno, que no tiene ese tipo de presión y, en ese sentido, se trata de una evolución.
–¿La bronca con Hugo Chávez acabará mal?
Si es por Colombia, no.

–A Uribe le preocupa que se produzca un conflicto nuclear en la región. ¿A usted?
Por ahora, no. Hay que ponerle muy de cerca el ojo a cualquier tipo de proliferación nuclear en la zona. Es una región que no lo necesita, porque tiene petróleo, gas y muchos otros recursos naturales, tiene sol. No necesita energía nuclear.

–¿Qué tal se ve Francisco Santos de presidente?
Creo que estaría preparado. No me daría ni miedo ni temor.

–¿Y de alcalde de Bogotá?
Uno de los puestos más fantásticos en los que uno puede cambiar la vida de una comunidad muy rápidamente. Un puesto con dinero, con presupuesto. No solo a mí, a cualquier político con ganas de servir le gustaría ocupar este puesto.

–¿Ha leído ya Noticia de un secuestro, de García Márquez?
No, no lo he leído.

–Estuvo secuestrado por los narcos en 1990. ¿Qué consejo le dio a Ingrid Betancourt cuando la liberaron?
–Ni siquiera la llamé, porque lo que uno quiere es estar solo y que no le molesten.

–Se precia de ser un buen disc jockey. ¿Qué tema le pondría a la Colombia de hoy?
La Heroica, de Beethoven.

–Así, ¿su sueño es…?
–Que mis hijos puedan vivir en paz.

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Su héroe, Tintín, lo mantiene atado al periodismo, que ha ejercido en Colombia y en España, y a los valores humanitarios que, dice, a veces se pierden en el ir y venir de la política. Francisco Santos (Bogotá, 1961) entró con fuerza en ella, en el 2002, como vicepresidente de Colombia y no da muestra de querer dejarla. En él no se aprecia rastro de su secuestro, en 1990, a manos de los narcos ni de haber fumado hasta hace tres meses. En Casa Amèrica, en Barcelona, explicó los males del cultivo de la coca. Su gran batalla.