Poco a poco la cultura popular mexicana se abre paso en Catalunya, sobre todo las tradiciones del Día de Muertos, que entre los autóctonos generan curiosidad y admiración.

Música, flores, velas, comida, calaveras de azúcar, incienso y un derroche de creatividad y alegría. Es la fiesta mexicana del “Día de Muertos” –un tiempo de celebración que une a los vivos y los muertos– en la que el Museu Barbier-Mueller d’Art Precolombí de Barcelona participa por tercer año consecutivo con su “Altar de Muertos”, abierto a todo el público de manera gratuita del 1 al 8 de noviembre.

El Museo ofrece también un ciclo de tres conferencias sobre esta tradición mexicana. El “Altar de Muertos”, resultado de la colaboración entre el Museu, la Botiga del Museu y el Consulado General de México en Barcelona, está dedicado este año a la fallecida artista mexicano-catalana Beba Pecanins, realizadora del altar en los dos años anteriores.

¿Qué es un altar de muertos?

Los altares mexicanos se preparan siempre con una profusión de elementos decorativos y de objetos de connotaciones emocionales. Se preparan con cuidado afectuoso, con flores y velas, incienso, los alimentos preferidos del difunto y los objetos que evocan su presencia.

El “Día de Muertos” es una de las festividades más arraigadas y tradicionales de México, unos días en los que los vivos y los muertos comparten añoranzas, recuerdos, anhelos, aspiraciones e ideales, comidas, bebidas, flores. Una reunión en la que se toca la mortalidad de los vivos con la inmortalidad de los muertos.

Los festejos del “Día de Muertos” comienzan en México el día 31 de octubre cuando se pone una ofrenda en cada casa y llegan las ánimas de los niños –los muertos chiquitos–. A la mañana siguiente, el 1 de noviembre, llegan las ánimas de los adultos, y el 2 de noviembre, después de la convivencia de vivos y muertos, se anuncia con 12 campanadas que los difuntos se van.

Un camino de flores de “cempasúchil” (literalmente “flor de muerto” en lengua náhuatl) guía a los muertos convidados hasta la mesa del banquete, instalada en la habitación principal de la casa. Muchas veces, el banquete se prolonga en la tumba del difunto, decorada con delicadeza. Hay música en vivo, se bebe y se come con fruición. Es un día feliz en el que el difunto disfrutará de la fiesta, comerá y reirá con los suyos. Hasta el año próximo y por siempre.

La celebración tiene sus raíces en el mundo precolombino, en el que la concepción de la muerte no se asociaba a una cuestión de premio (paraíso) o castigo (infierno), como sucede en el cristianismo. El hombre prehispánico concebía la muerte como un proceso más en un ciclo constante de vida y no como algo trágico.

Lugares en Barcelona donde se puede apreciar esta tradición

Museu Barbier-Mueller d’Art Precolombí de Barcelona (del 1 al 8 de noviembre).
– En Casa Amèrica Catalunya (C/Còrsega, 299. Entresuelo) se levantará un altar en recuerdo del actor Pepe Rubianes, del 2 al 6 de noviembre, dentro de la II Semana de Humor Latinoamericano.
– También tendrá su altar doña Amalia Solórzano (esposa del presidente mexicano Lázaro Cárdenas, que acogió a todos los republicanos españoles que quisieron ir a México), en el restaurante La Trajinera (Gran Vía, 459).
– Más artístico, al tiempo que crítico, será el altar de muertos llamado ‘Réquiem por la democracia en México’ (Restaurante-Bar Chico Chango, C/Sant Pere més Alt, 34).
– Y una prueba más de que la cultura mexicana sale de sus fronteras y se mezcla con otras es la ofrenda musical que el Centro Cultural Floridablanca (C/Floridablanca, 53) dedicará a la cantante argentina Mercedes Sosa, que acaba de morir en Buenos Aires.
– Más altares, actividades, degustación de comida y muchas cosas relacionadas se podrán encontrar en el Centro Cívico Sagrada Familia, el Museo Etnológico (Montjuïc), el colegio Octavio Paz (C/Mallorca 657), la galería Como me ves te verás (Sant Pere més alt 36) y un sinfín de restaurantes mexicanos por toda la ciudad.