Fallece el arqueólogo catalan Josep Maria Cruxent

Josep Maria Cruxent, pionero de los estudios de paleontología en Venezuela, falleció el pasado 23 de febrero en Coro, estado Falcón; donde radicaba desde hace varios años dedicado a la investigación en el yacimiento paleontológico de Taima-Taima, al oeste de Coro.

Cruxent fue una de las figuras más importantes y figura clave en el desarrollo de la Arqueología de la Región Falconiana y de todo Venezuela. Josep Maria Cruxent trabajó con el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), y actualmente la Sala de Exhibiciones del Departamento de Antropología de este Instituto lleva su nombre.

Fue Presidente del Museo de Ciencias en el Período de 1948 a 1962 y muchos de los ejemplares presentados en ese Museo, en las colecciones de Ictiología, Moluscos y Fósiles del fueron colectados por él. Josep Maria Cruxent también fundó el Museo de Cerámica Histórica y Loza Popular ubicado en el Balcón de los Arcaya en Coro.

Cruxent ha producido innumerables estudios en el área de Arqueología y Antropología en diferentes y variadas regiones de Venezuela y como reconocimiento, a este valioso trabajo recibió en 1987 el Premio Nacional de Ciencia en el área de Ciencias Sociales y Humanidades otorgado por el CONICIT.

En los espacios abiertos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) se puede admirar también su faceta como Artista, y como líder del movimiento de arte kinetico en Venezuela. Cruxent reconstruye todo ese legado cultural e histórico que estuvo en esa región, antes de que Colón pensara o imaginase alguna vez llegar allí, y de esa historia pre-Hispánica que de su mano se puede ver y entender con sentido.

El Profesor Cruxent contribuyó significativamente a profesionalizar la antropología en Venezuela. Aunque él mismo no tuvo papeles universitarios, ya que venía de un mundo donde las ideas aún eran más importantes que los títulos, hizo ingentes esfuerzos no sólo por aprender, sino por rodearse de los mejores, logrando a la postre competir con ellos en plano de igualdad. Además, procuró darle, o más bien, exigirle a sus discípulos la formación superior que él mismo no tuvo.

Cruxent tenía más de 90 años de vida y llegó a Venezuela huyendo de la Guerra Civil Española; este hecho marcó la vida de este estudioso en su pasión por la investigación. Su curiosidad determinó la gran ansia por descubrir en expediciones a África, al Cerro Colorado de la Sierra de Perijá en el estado Zulia y un periplo por República Dominicana.

El investigador se nacionalizó venezolano; siempre expresaba conocer al país aún más que los propios nativos. De sus colaboradores, se sabe que tenía un “olfato” particular para descubrir fósiles y su afán investigativo le valió el reconocimiento nacional e internacional.

Con él probablemente muere el último de los temperamentos mágicos de la arqueología venezolana. Pero, en este momento tan triste es bueno recordar que Cruxent amó intensamente la vida, y quienes lo conocieron saben que éste fue siempre el secreto de su éxito.

Aquí una entrevista que le realizáramos desde nuestra fundación